viernes, 11 de marzo de 2011

Spotify y Netflix, los modelos a seguir por la industria en lugar de criminalizar al usuario

Otro modelo de negocio para la industria cultural es posible. Spotify o Netflix son ejemplos de éxito en Internet a día de hoy, clara muestra de que para ofrecer un servicio legal y de calidad no es preciso tomar medidas censoras en la Red como la llamada Ley Sinde o la persecución a los usuarios de P2P. Sin embargo, la adaptación a los nuevos tiempos de la industria lleva un ritmo lento y estos servicios son excepcionales.

Las descargas de contenidos en la Red siguen dando que hablar y las grandes compañías discográficas y del mundo del cine siguen su errático caminar criminalizando a los usuarios y persiguiéndoles en lugar de plantearse alternativas que les permitan generar ingresos en Internet. Buena muestra del anclaje en tiempos pasados lo ha dado en nuestro país el grupo de presión de la industria cultural, la Coalición de Creadores.

Hace unos meses, en pleno debate sobre la ya aprobada Ley Sinde, su director, Andrés Dionis, señalaba a las páginas con enlaces externos como objetivo a perseguir ya que a su parecer el "modelo de negocio no está en crisis". "El problema está en que a la hora de distribuirlo nos lo roban y lo ponen gratis en la Red a cambio de ganar dinero con la publicidad", afirmaba Dionis. "No hay un modelo de negocio obsoleto, lo que hay es competencia desleal e ilegal en el medio de distribución que es Internet", afirmaba.

Este grupo, partidario incluso de endurecer la ley si no funciona la norma antidescargas promovida por la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, con desconexiones a los usuarios, prometió que se abrirían "centenares de páginas legales" una vez entrase en vigor. Su argumento se basa en que "es imposible competir contra una copia ilícita gratis". Error. Al menos así lo han demostrado en el mundo servicios como Spotify o Netflix, que conviven con estas webs y triunfan.

Las tarifas planas reducidas de productos culturales son rentables

Sus propuestas pasan por ofrecer contenidos musicales y cinematográficos respectivamente a los usuarios en forma de tarifa plana por unas cuotas. Así, Spotify ha alcanzado recientemente el millón de usuarios de pago. También ofrece su servicio de forma gratuita insertando cuñas publicitarias entre canciones. Por su parte, Netflix ofrece en Estados Unidos y Canadá un amplio catálogo de más de 100.000 series y películas a sus usuarios. En el territorio norteamericano ya superan los 20 millones de suscriptores que pagan mensualmente por acceder sin límite al catálogo.

Ahora bien, si Spotify funciona bien en Europa, está encontrando dificultades para entrar en el mercado estadounidense. La situación sucede a la inversa en el caso de Netflix, debido a que los precios por los derechos de autor, por ejemplo en nuestro país, son hasta dos y tres veces más caros que en otros países de Europa, lo que haría que las cuotas fuesen muy elevadas y existiría una reticencia en los usuarios a utilizar este servicio al ser demasiado caro.

En definitiva, el ejemplo está ahí y sólo rebajar las altas pretensiones de la industria cultural permitirá que esta oferta legal se establezca y triunfe en nuestro territorio. Hasta que esto suceda cualquier intento de criminalizar las descargas por parte de la industria se convertirá en consiguiente fracaso y una pérdida de tiempo y dinero al no haberse sabido adaptar a los nuevos tiempos.

Fuente:http://www.adslzone.net/article5604-spotify-y-netflix-los-modelos-a-seguir-por-la-industria-en-lugar-de-criminalizar-al-usuario.html

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