¿Os habéis fijado alguna vez en los ordenadores que aparecen en las películas? Casi nunca se ven programas reales, sino mensajes enormes, gráficos inútiles y cosas que parpadean sin cesar. No se parecen en nada a PC normales.
Esto es así porque la interfaz gráfica es la cara de los ordenadores, y un mensaje enorme no solo resulta más dramático que una ventana de Windows, sino que permite que los actores entren en la toma. En el cine, tiene sentido.
Pero hay una pega: la mayoría de espectadores ya ha usado un ordenador real y sabe a qué atenerse. En el mejor de los casos, la vista de una de esas interfaces falsas genera simpatía; en el peor, vergüenza ajena. Veamos diez ejemplos.
Sí, a ver… Creo que lo de ahí a la derecha es la carpeta que busco.
En un futuro no muy lejano, las máquinas dominarán el mundo y se comunicarán no mediante ceros y unos, sino con caracteres cambiantes que caen en cascada, de un verde parecido a las pantallas de fósforo de los años 80. Y por cierto, de conexión USB, ni hablar: el enchufe está en el cogote.
¿Lo mejor? Que alguien sea capaz de “usar” esta interfaz para encontrar cabinas o guiar a alguien para escapar de un enemigo. No parece fácil leer esa información de letras que caen al vacío. ¿No sería más fácil usar Google Earth?
¿Usar ls para ver los directorios? ¿Para qué? Mejor navegar en 3D.
“Es UNIX, lo conozco“, clama la joven fémina mientras se mueve por un entorno tridimensional para navegar por los directorios. Y en parte no miente, puesto que se trata de un programa real de UNIX llamado FSN.
¿Por qué utilizar este lento y pesado sistema en lugar de la consola? No parece muy inteligente, sobre todo si hay unos velociraptores pisándote los talones que, además, ya han aprendido cómo abrir puertas (y quizá pronto sepan hasta cerrar ventanas y desfragmentar el disco duro).
Vaya, parece que a los alienígenas se les caducó la licencia del McAfee.
Una civilización extraterrestre visita la tierra, pero no para hacer turismo y broncearse en la playa, sino para lanzar su rayo de la muerte contra los principales puntos turísticos del planeta. Sin embargo, con las prisas de desafiar la estructura del espacio-tiempo y construir una hiper-flota, se olvidaron de instalar un firewall y antivirus.
No sabemos qué es más ridículo, si la posibilidad de que un PC pueda conectar a una nave espacial remotamente (¿tendrían WiFi?), que alguien pueda programar un virus para un sistema desconocido o que enviar un virus sea tan fácil como ver una barra de progreso.
Más feo que Windows Millenium después de borrar una docena de DLL.
Menú Inicio, ventanas, fondo azul, Papelera…parece Windows, desde luego, pero ¿lo es realmente? Sí y no: es más bien un Windows de atrezo, lo suficientemente modificado como para no infringir ningún copyright, mientras resulta reconocible para los espectadores.
Digno de mención es el Menú Inicio, feo como pocos, así como los iconos cambiados de carpetas, Mi Pc y la Papelera de reciclaje. Y como en muchas películas, las tipografías son tan absurdamente enormes que los correos carecen de privacidad.
El dominio .WRLD, una de las grandes contribuciones de La Red.
De entre todas las imágenes que podíamos buscar en la película La Red, hemos elegido esta. No por el colorido fondo de pantalla ni el estilo de ventanas pasadas de moda, sino por los fallos que en ella se encuentran.
Primero, una dirección IP imposible, pues el tercer grupo de números es superior a 255. Además, la dirección de correo no parece tener tampoco mucho sentido (JG@gms.wrld), pues no existen los dominios .WRLD.
Archivos en un disquete de baja densidad sin cifrar. Típico error de los malvados.
Vale, la película transcurre en un 1986 alternativo, pero esperábamos que el malvado multimillonario de la película usaría un entorno mucho más moderno que esta especie de AmigaOS en pantalla monocromo.
Nos llama la atención la ingenuidad de los nombres de las carpetas, que parecen componer una frase. Incluso en el cómic, la forma en que burlan la seguridad del ordenador es ridícula (la contraseña es una palabra fácilmente reconducible al protagonista). Un ordenador poco digno de Adrian Veidt.
Vale, ¿qué pantalla debo mirar? ¿O me pongo a pulir ese simpático ojo rojo?
El principal elemento fantástico en la maravillosa película de Kubrick es el ordenador: HAL 9000 acepta órdenes vocales y habla con una voz pausada que exaspera. En sus pantallas, además de gráficas que muestra durante un puñado de segundos, se ven misteriosos mensajes de tres letras.
Si fuese un ordenador normal, para abrir una carpeta habría que invitarle a un café. ¿Y para apagarlo? Hay que entrar en una habitación sellada y extraer módulos de memoria uno a uno. Pero claro, de haber tenido un Control+Alt+Supr, la película hubiese terminado de sopetón.
Importante: la ventana no tiene un botón de cierre. Toca aguantar el mensaje.
En la película de George Clooney vemos un ejemplo clásico de mensaje dramático: el cuadro informativo muestra un mensaje enorme para que incluso los espectadores de la última fila lo puedan ver.
¿Y qué dice? Pues que el ordenador está siendo analizado remotamente. ¿Tiene sentido avisar al usuario de un control que -en teoría- debería acontecer silenciosamente, sin que se dé cuenta? Solo en las películas.
Nos tranquiliza saber que Terminator puede leer sus propios pensamientos.
En Terminator no nos hallamos ante una interfaz humano-ordenador, sino ante un ejemplo de visión robótica. No hay percepción del color (un fallo grave para un robot que debe infiltrarse entre humanos) y una serie de mensajes aparecen por doquier para deleite del público.
Pero para el robot no sirven: él ya sabe lo que está haciendo sin tener que leerse a sí mismo. Es un fallo común de esta y otras interfaces incrustadas (por ejemplo, ordenadores en la retina). Otro punto a considerar es la baja calidad de la imagen; parece mentira que una máquina tan sofisticada tenga una imagen tan granulada.
Para jugar así al buscaminas hay que ir al gimnasio todos los días.
Al principio, eso de que archivos y carpetas pudiesen moverse con un gesto nos dejó boquiabiertos. Sin embargo, no hace falta ser un lumbreras para percatarse de que una interfaz es imprecisa, lenta y, sobre todo, cansa los brazos.
Las interfaces tridimensionales y táctiles no tienen cabida en un entorno en el que se requiere precisión y velocidad. Como dice Jakob Nielsen, el gran experto en usabilidad, “el 3D es para demos; el 2D es para trabajar“.
A modo de resumen, las principales características de los ordenadores de las películas son:
Esto es así porque la interfaz gráfica es la cara de los ordenadores, y un mensaje enorme no solo resulta más dramático que una ventana de Windows, sino que permite que los actores entren en la toma. En el cine, tiene sentido.
Pero hay una pega: la mayoría de espectadores ya ha usado un ordenador real y sabe a qué atenerse. En el mejor de los casos, la vista de una de esas interfaces falsas genera simpatía; en el peor, vergüenza ajena. Veamos diez ejemplos.
1. The Matrix (1999)
Sí, a ver… Creo que lo de ahí a la derecha es la carpeta que busco.
En un futuro no muy lejano, las máquinas dominarán el mundo y se comunicarán no mediante ceros y unos, sino con caracteres cambiantes que caen en cascada, de un verde parecido a las pantallas de fósforo de los años 80. Y por cierto, de conexión USB, ni hablar: el enchufe está en el cogote.
¿Lo mejor? Que alguien sea capaz de “usar” esta interfaz para encontrar cabinas o guiar a alguien para escapar de un enemigo. No parece fácil leer esa información de letras que caen al vacío. ¿No sería más fácil usar Google Earth?
2. Parque Jurásico (1993)
¿Usar ls para ver los directorios? ¿Para qué? Mejor navegar en 3D.
“Es UNIX, lo conozco“, clama la joven fémina mientras se mueve por un entorno tridimensional para navegar por los directorios. Y en parte no miente, puesto que se trata de un programa real de UNIX llamado FSN.
¿Por qué utilizar este lento y pesado sistema en lugar de la consola? No parece muy inteligente, sobre todo si hay unos velociraptores pisándote los talones que, además, ya han aprendido cómo abrir puertas (y quizá pronto sepan hasta cerrar ventanas y desfragmentar el disco duro).
3. Independence Day (1996)
Vaya, parece que a los alienígenas se les caducó la licencia del McAfee.
Una civilización extraterrestre visita la tierra, pero no para hacer turismo y broncearse en la playa, sino para lanzar su rayo de la muerte contra los principales puntos turísticos del planeta. Sin embargo, con las prisas de desafiar la estructura del espacio-tiempo y construir una hiper-flota, se olvidaron de instalar un firewall y antivirus.
No sabemos qué es más ridículo, si la posibilidad de que un PC pueda conectar a una nave espacial remotamente (¿tendrían WiFi?), que alguien pueda programar un virus para un sistema desconocido o que enviar un virus sea tan fácil como ver una barra de progreso.
4. Increíble pero falso (2009)
Más feo que Windows Millenium después de borrar una docena de DLL.
Menú Inicio, ventanas, fondo azul, Papelera…parece Windows, desde luego, pero ¿lo es realmente? Sí y no: es más bien un Windows de atrezo, lo suficientemente modificado como para no infringir ningún copyright, mientras resulta reconocible para los espectadores.
Digno de mención es el Menú Inicio, feo como pocos, así como los iconos cambiados de carpetas, Mi Pc y la Papelera de reciclaje. Y como en muchas películas, las tipografías son tan absurdamente enormes que los correos carecen de privacidad.
5. La Red (1995)
El dominio .WRLD, una de las grandes contribuciones de La Red.
De entre todas las imágenes que podíamos buscar en la película La Red, hemos elegido esta. No por el colorido fondo de pantalla ni el estilo de ventanas pasadas de moda, sino por los fallos que en ella se encuentran.
Primero, una dirección IP imposible, pues el tercer grupo de números es superior a 255. Además, la dirección de correo no parece tener tampoco mucho sentido (JG@gms.wrld), pues no existen los dominios .WRLD.
6. Watchmen (2009)
Archivos en un disquete de baja densidad sin cifrar. Típico error de los malvados.
Vale, la película transcurre en un 1986 alternativo, pero esperábamos que el malvado multimillonario de la película usaría un entorno mucho más moderno que esta especie de AmigaOS en pantalla monocromo.
Nos llama la atención la ingenuidad de los nombres de las carpetas, que parecen componer una frase. Incluso en el cómic, la forma en que burlan la seguridad del ordenador es ridícula (la contraseña es una palabra fácilmente reconducible al protagonista). Un ordenador poco digno de Adrian Veidt.
7. 2001: Una odisea en el espacio (1968)
Vale, ¿qué pantalla debo mirar? ¿O me pongo a pulir ese simpático ojo rojo?
El principal elemento fantástico en la maravillosa película de Kubrick es el ordenador: HAL 9000 acepta órdenes vocales y habla con una voz pausada que exaspera. En sus pantallas, además de gráficas que muestra durante un puñado de segundos, se ven misteriosos mensajes de tres letras.
Si fuese un ordenador normal, para abrir una carpeta habría que invitarle a un café. ¿Y para apagarlo? Hay que entrar en una habitación sellada y extraer módulos de memoria uno a uno. Pero claro, de haber tenido un Control+Alt+Supr, la película hubiese terminado de sopetón.
8. Syriana (2005)
Importante: la ventana no tiene un botón de cierre. Toca aguantar el mensaje.
En la película de George Clooney vemos un ejemplo clásico de mensaje dramático: el cuadro informativo muestra un mensaje enorme para que incluso los espectadores de la última fila lo puedan ver.
¿Y qué dice? Pues que el ordenador está siendo analizado remotamente. ¿Tiene sentido avisar al usuario de un control que -en teoría- debería acontecer silenciosamente, sin que se dé cuenta? Solo en las películas.
9. Terminator 2 (1991)
Nos tranquiliza saber que Terminator puede leer sus propios pensamientos.
En Terminator no nos hallamos ante una interfaz humano-ordenador, sino ante un ejemplo de visión robótica. No hay percepción del color (un fallo grave para un robot que debe infiltrarse entre humanos) y una serie de mensajes aparecen por doquier para deleite del público.
Pero para el robot no sirven: él ya sabe lo que está haciendo sin tener que leerse a sí mismo. Es un fallo común de esta y otras interfaces incrustadas (por ejemplo, ordenadores en la retina). Otro punto a considerar es la baja calidad de la imagen; parece mentira que una máquina tan sofisticada tenga una imagen tan granulada.
10. Minority Report (2002)
Para jugar así al buscaminas hay que ir al gimnasio todos los días.
Al principio, eso de que archivos y carpetas pudiesen moverse con un gesto nos dejó boquiabiertos. Sin embargo, no hace falta ser un lumbreras para percatarse de que una interfaz es imprecisa, lenta y, sobre todo, cansa los brazos.
Las interfaces tridimensionales y táctiles no tienen cabida en un entorno en el que se requiere precisión y velocidad. Como dice Jakob Nielsen, el gran experto en usabilidad, “el 3D es para demos; el 2D es para trabajar“.
¿Qué solemos ver en los ordenadores del cine?
En las películas, el ritmo suele ser trepidante, y el tiempo es oro. Por tanto, nunca verás cómo el protagonista espera hasta que arranca Windows: enciende la pantalla y ya está. En las películas, la usabilidad no es un problema.A modo de resumen, las principales características de los ordenadores de las películas son:
- Hipervelocidad: Inicio y apagado instantáneo (ni que tuviesen discos SSD);
- Pitidos incesantes: Cada vez que el ordenador muestra algo en pantalla, se oye un beep;
- Reconocimiento de voz: Bastante común que el ordenador obedezca tus órdenes a viva voz;
- Sintetizador de voz: A veces no es suficiente con escuchar, también te responden (y con genio);
- Lectura de la mente: Siempre está abierto el programa o web que el personaje necesita. ¿Premonición?;
- Complejidad excesiva: En general, la interfaz se adorna con gráficas, elementos móviles, lucecitas y textos sin sentido para que todo parezca más “tecnológico”;
- Textos grandes: Para que se puedan leer desde lejos, claro;
- Sistema de autodestrucción: ¿Qué sería de un ordenador sin un sistema para auto-destruirse, previo aviso por megafonía de una voz casi humana pero sin emoción alguna?
- Conexión con todos los ordenadores del mundo: Si tienes un ordenador, los tienes todos. Esa es la ley en las películas, donde puedes acceder desde un ordenador a otro, independientemente de si están conectados o cómo. Máxima interoperabilidad.
- Sistema no reconocible claramente: Siempre se suele mostrar el contenido de la ventana de forma parcial y ambigua, sin que se distinga claramente qué sistema es.
- Teclado multifunción: ¿Ratón? ¿Para qué? En las películas todo se hace aporreando el teclado, aunque siempre presiones las dos mismas teclas. Nada de utilizar ningún otro periférico como el ratón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario