Lo cierto es que en el pasado programa de radio que trasmití comencé a abordar precisamente el tema de la “delgada línea del Ecchi” que te puede llevar de lo erótico a lo pervertido. Y es que todo se debe a un simple hecho de diferencia de culturas y protocolos, de manera que “lo que para unos es comida, para otros es veneno”.
Y es aquí donde viene mi pregunta tanto para los grupos conservadores como para quienes defienden la libertad de expresión, con todo y pelos en las ingles (ojo, me refiero a la base donde las piernas se unen y no al idioma. A ver si no me censuran los googlelianos). ¿Cuándo una imagen o una palabra se vuelven eróticos y cuando dejan de serlo para convertirse en algo pervertido?
La verdad es que ésto es más cuestión de apreciasiones culturales e idiosincracias que al hecho de que algo sea verdaderamente malo o bueno. Y es que en Japón, una de las razones por las que el desnudo suele ser un elemento muy explotado como Gag (Broma o chiste visual) en muchas de las series, se debe a que la forma en que se ve al desnudo en el país Nipón es muy diferente al contexto que se le da en occidente. El erotismo de los senos y caderas fue introducido a Japón por la cultura occidental, cuando en realidad para los japoneses lo erótico eran la espalda, los codos y la piel extremadamente blanca. Por ello mismo me atrevo a decir que la concepción de perversión es más cuestión de la percepción de cada persona. O en otras palabras, el mal pensado siempre verá el lado perverso de las cosas.
Desde luego a veces el ecchi se maneja en campos un tanto bizarros y escabrosos, lo que hace de un momento dramático o cruel algo divertido o atractivo. Eso es lo que en ocasiones le da el caracter de perverso. Aunque también debemos pensar que este género no es esclusivo de la animación japonesa, pues ya desde antes han habido autores como El Marqués de Sades (a quien se le atribuye el concepto “sádico“), que gustaba de escribir de situaciones bizarras y crueles convirtíendolas artísticamente en momentos eróticos.
Como el hecho de describir como una chica gime y suda copiosamente mientras dos manos masculinas y fuertes la sujetan por la espalda y le desgarran la blusa, dejándo sus hombros y cuello desnudos mientras sus pechos son perlados por las gotas de sudor. Dichas manos la sujetan y la recuestan firmemente sobre una tabla, ella simplemente cierra los ojos y respira profundamente mientras el filo de la cuchilla cae cruelmente para separar su cabeza….
A primera vista uno diría, se trata de un preludio a una escena erótica fuerte, cuando en realidad no es otra cosa que una decapitación en la guillotina. Esto es perversión, darle un contexto erótico a algo que normalmente no lo es. No me voy muy lejos, en High School of Dead vemos la escena del episodio 8 donde el heroe toma a la chica guapa como soporte de su rifle para dispararle a los zombies, dejando al público atónito con cada disparo pues con cada patada que soltaba la culata se generaban olas que movían gelatinosamente el pecho de la joven que gemía de horror pero de una manera erótica.
El Ecchi tiene como fin para el japones una forma de entretenimiento, un placebo a una vida tal vez inexitente. El extremo trabajo y los protocolos tan estrictos que hay en el País del Sol Naciente apenas y le dan oportunidad a los nipones de coquetear entre sí, entablar noviazgos o tener aventuras como las que suelen aparecer en la animación japonesa. Pero ello implica que esta forma de entretenimiento es completamente ficticia, no se explota ni se lastima a nadie.
Sin embargo, para la cultura occidental, así como para algunos grupos conservadores, esto es suficiente motivo para influenciar de mala manera a un joven con poca cultura o principios débiles, lo cual es más consecuencia de una mala educación. De ahí el por qué es necesario que existan normas y reglas que regulen a la sociedad. No se trata de impedir o limitar la libertad de expresión, sino de evitar que lo que se difunda en esta libertad termine por ser un aliciente para el libertinaje.
Ante esto, podemos concluir que los extremos siempre son malos. Tanto una norma extremadamente castrante que impida la libre expresión artística y cultural de un grupo, como la excesiva permisividad para que públicos cada vez más pequeños o menos educados tengan acceso a este tipo de entretenimiento y lo tomen como una referencia, cuando en realidad solo se trata “de algo ficticio”.
Por ese motivo me atrevo a repetir lo que alguna vez comentamos en una conferencia ofrecida ya hace 16 años en una de las primitivas convenciones que organizabamos los incipientes frikis. Para ver y entender la animación japonesa hace falta una cultura previa. Aunque claro, habrá quienes sigan considerándola como Subcultura.
¿O tú qué opinas?
Fuente:http://www.worldanime.tv/?p=23205
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